Nuestro protagonista se encuentra afinando todos los instrumentos para conseguir un resultado óptimo en su conjunto. Conseguir la armonía perfecta entre todos ellos le permitirá alcanzar el objetivo de un desarrollo fluido y una gran satisfacción por parte de su audiencia. Pero no, no estamos hablando de un músico. Nuestro protagonista es, en este caso, un Facility Manager.
¿Y qué tienen que ver un músico y un Facility Manager? Pues muy fácil, ahora veréis cómo nuestro Facility Manager tiene su paralelo en el mundo de la música. Veamos diferentes perfiles de Facility Manager / músico:
Hombre orquesta
El hombre orquesta tiene que hacerlo todo él. Tiene que conjugar a un tiempo las habilidades y el conocimiento necesarios para que únicamente con su actuación pueda sonar una melodía polifónica con ritmo de acompañamiento. Lo que más esfuerzo le supone es manejar el bombo. Tiene que hacerlo sonar rítmicamente de manera continua y la fuerza con la que necesita tirar de la cuerda que lo conecta con su pierna le genera bastante cansancio. Sin embargo, no es lo más brillante de su actuación, nadie le aplaude por tocar bien el bombo, aunque sin ritmo, no haya canción. Pero ¡ay! si se confunde y lo hace sonar fuera de tiempo. Entonces sí que todo el mundo se fija en el bombo. Mientras mantiene el ritmo, tiene que tocar la melodía con varios instrumentos a la vez, sin dejar de lado ninguno de ellos, pues de otra manera no conseguiría el resultado que su audiencia desea. Esto requiere una coordinación perfecta que permita que lo que toca con la armónica vaya acorde con lo que toca con el acordeón, a la vez que hace sonar los platillos para conseguir resaltar algún punto. Todo esto pasa por su cerebro a la vez, pero ha de dejar espacio para estar pendiente de su audiencia, pues su actuación variará dependiendo de lo que le pidan o lo que él detecte en su gesto. No nos puede extrañar, por lo tanto, que acabe la jornada exhausto física y mentalmente.
Nuestro Facility Manager tiene a su cargo el bombo del mantenimiento y los instrumentos de todos los servicios que gestiona. Está siempre pendiente de su audiencia, formada por los usuarios de los inmuebles de los que es responsable. Se interesa por lo que necesitan en el día a día y tiene muy presentes las encuestas de satisfacción que realiza. Él también acaba agotado al final de su jornada.
Instrumentista
Un violín, un oboe o un chelo son especialistas en su instrumento. Conocen a la perfección su violín, su oboe o su chelo; de qué madera está hecho, qué cuerdas o qué lengüetas se ajustan más a su forma de tocar, cómo le afecta la humedad, etc. Si le pides que toque otro instrumento, te dirá que no, aunque quizás sepa algo, pues valora tanto la especialización, que se centrará en darte la mejor actuación en su especialidad, antes que hacer algo de peor nivel en una ajena. Pero todos conocen cómo trabajan sus compañeros. De otro modo, no sería posible que, al trabajar juntos, el resultado fuera de la máxima calidad. Todos se necesitan unos a otros, todos tienen un mismo objetivo. De su conocimiento especializado y de su capacidad para coordinarse depende el que todos lleguen a su meta. Podrán discutir sobre si han de afinar siguiendo la ISO 16 con el “la 440” o si hacerlo a 432 Hz, pero han de llegar siempre a un acuerdo o el resultado será nefasto. Es decir, su especialización no puede frenar su capacidad de trabajo en equipo o la orquesta no funcionará bien.
En la orquesta del departamento de FM tenemos a nuestros propios especialistas, Space Manager, Contract Manager, Energy Manager, etc. Ellos conocen su campo de actuación tan bien como un violinista conoce su violín. También ellos han de colaborar para llegar al objetivo común, forman un equipo que necesita de su pericia y su capacidad para trabajar juntos alineando intereses.
Director de orquesta
El director de orquesta también es un músico. No toca ningún instrumento, pero ha de conocerlos todos para poder dirigirlos y lograr una actuación exitosa. Coordina todas las familias de instrumentos y ha de relacionarse con los diferentes músicos para crear un equipo armónico, nunca mejor dicho. Es él el que marca el objetivo al que deben encaminarse todos los esfuerzos de los instrumentistas. Es él el que marca las líneas de trabajo principales, pero sin decirle a cada instrumentista cómo realizar su trabajo. Ha de confiar en el conocimiento y experiencia de sus músicos y crear un ambiente de trabajo que potencie sus cualidades, de manera que puedan llevar a cabo su labor de manera óptima y alcanzar así el objetivo marcado. Pero no solo se relaciona con su equipo, también ha de tratar con la dirección del teatro para el que trabaja. Su objetivo no es solo el que comparte con su equipo, sino cumplir también con las expectativas de la dirección. Necesita, por lo tanto, saber alinear ambos para poder cumplir con su tarea de forma satisfactoria. Todas estas tareas de gestión y dirección le convierten en un profesional estratégico.
Dirigiendo la orquesta del FM tenemos al Facility Manager con carácter más estratégico. Él es quien define los objetivos principales, que han de alinearse con los de la compañía. Es el eslabón que une las decisiones más estratégicas de la compañía con las del departamento de FM, para así asegurar que su equipo dé apoyo a la organización.
En fin, que un músico y un Facility Manager comparten más de lo que podríamos pensar. Hay Facility Managers con perfiles operativos, tácticos y estratégicos. Dependiendo del tamaño de la organización y de sus necesidades, una sola persona tendrá que aunarlos todos o existirán roles más especializados. Lo que no puede sorprendernos es encontrarlos en todos estos niveles. Ellos se dedican a dar soporte a la organización y sin ellos, sin soporte, la empresa no podría dedicarse a lo que se tiene que dedicar, a su “core business”. Reconozcámoslos, pues, como los profesionales que son. En CIFMers 2016 se intentará potenciar la figura del Facility Manager y su reconocimiento profesional. Si eres Facility Manager, no te puedes perder tu congreso, en manos de todos está dar a nuestra profesión la visibilidad que merece.
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