Si los nativos digitales son aquellas personas que han crecido en lo que se denomina la era digital, los nativos remotos serían aquellos que lo han hecho en un entorno donde se pueden realizar las tareas más comunes de forma no presencial.
En el primer caso, los digitales, desde que han nacido están rodeados de elementos tecnológicos, como teléfonos inteligentes, tabletas y por supuesto ordenadores. Estos forman parte del día a día, con los que se realizan operaciones habituales. Aparte de los dispositivos en sí, una de las características clave es que tienen un acceso instantáneo a la información. No están acostumbrados a esperar, es el aquí y ahora. ¿Qué pasa en el mundo? Lo sé al instante. ¿Quieres ver cualquier película o escuchar cualquier canción?, a un clic. ¿Quieres hablar con cualquier persona, compartir una foto o saber que hacen tus amigos? Sólo hay que abrir una red social. Eso seguramente les hace menos pacientes, pero más conscientes de la globalidad de su entorno.
Los inmigrantes digitales son aquellos que, aunque no han nacido en ese entorno, podemos decir que lo han heredado. Por lo tanto, los inmigrantes remotos seriamos nosotros, que, aunque no hemos tenido antes la posibilidad antes de hacer cosas de forma remota, la hemos adquirido. Entonces los nativos remotos serían aquellos que han nacido con esa posibilidad, algo que hasta ahora parecia poco realista.
Para los adultos, hace tiempo que se habla del teletrabajo o trabajo remoto y de la posible flexibilidad que eso puede aportar al día a día. La novedad aparece con los niños. La pandemia está haciendo que sea habitual estudiar desde casa. El tener las clases online, o no tener que acudir todos los días al colegio, los está habituando a esa telepresencia. Hasta el punto de que, como ya mencionamos cuando hablamos de la preocupante generación COVID, pueda ser frustrante tener que salir del entorno familiar. Si unimos esta situación, a la posibilidad de acceder a todo lo que deseo desde un único dispositivo, y ahora desde un único lugar, se pueden modificar las pautas de comportamiento. Esto afectaría, no sólo a cómo estas personas van a interpretar o a interactuar con los espacios de trabajo en el futuro, sino también a la forma de comprar, viajar o divertirse.
Quizá en un futuro, estos niños que no han tenido que “ir a clase” a estudiar, vean extraño tener que ir al trabajar, salir de casa para ir a comprar, y por qué no, incluso viajar. Ya existen elementos de realidad virtual o aumentada, que te transportan a cualquier lugar desde la comodidad de tu sofá y la seguridad de un entorno conocido. La tecnología 5G que ya vimos en otro artículo, o los cada vez más pequeños ordenadores cuánticos, van a permitir un grado de realismo en la telepresencia, que sin duda cambiarán nuestra percepción del espacio y el entorno. Nuestros avatares digitales serán capaces de ubicarnos en cualquier lugar en cualquier momento.
Imagina que tu bebe lo tienes conectado a un dispositivo que le hace estar con todos sus seres queridos, atenderle en cuanto se despierta o aprender de forma constante. La imagen muestra el NuturePod y forma parte de la exhibición A Temporary Futures Institute en el museo contemporáneo de Antwerp, en Bégica. Supuestamente el producto ayuda a los bebes a regular los ciclos del sueño mientras les sumerge en un mundo creativo y de concienciación de su cuerpo, lo que les hace madurar antes en sus habilidades sociales. No si es esto es el Matrix del futuro, pero asusta ver lo rápido que van las cosas y lo potente que se vuelve la tecnología día a día.