Innovar es una mezcla de inconformismo y perfeccionismo con una ausencia de complejos a proponer nuevas ideas. Esta actitud debe formar parte de la cultura empresarial y supone aceptar nuevas propuestas y estar dispuestos a cambiar. El departamento de FM tiene una función de soporte, y si la empresa a la que sirve no lo tiene en su ADN, innovar no será fácil, incluso arriesgado.
Entorno empresarial
Cuando se habla de innovación se piensa casi inmediatamente en tecnología. No es que sea una asociación errónea, es que simplemente no es el único camino. La innovación supone aplicar nuevos enfoques, métodos, procesos y también tecnologías, siempre con el objetivo de mejorar la eficiencia, la productividad o la calidad en las actividades que se llevan a cabo. En el mercado actual, la innovación se ha convertido en una pieza clave para el éxito de las empresas. La capacidad de adaptarse y evolucionar es fundamental para mantener un alto nivel de competitividad.
Identificar oportunidades de mejora y desarrollar soluciones creativas y originales para abordar los desafíos existentes, puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. También adelantarse a las tendencias y no esperar a que sea demasiado tarde. Esto puede implicar la introducción de nuevas prácticas y metodologías, la redefinición de procesos, la implementación de herramientas de gestión y por supuesto, adoptar lo antes posible tecnologías de nueva aparición.
Barreras
“La innovación requiere de una visión empresarial pero también de una actitud personal”
Innovar no es fácil y se deben superar distintos obstáculos para lograr que se materialice de forma efectiva. El primero y más significativo es la condición humana. No nos gusta cambiar. Muchos empleados pueden mostrarse reticentes a abandonar métodos tradicionales a los que están acostumbrados. En esto la cultura empresarial y la actitud personal juegan un papel definitivo. Se debe valorar la creatividad a la vez que se acepta el riesgo, fomentando y favoreciendo las transiciones para desbloquear la adopción de nuevas formas de operar.
Una de las grandes dificultades es no tener unos objetivos claros que justifiquen embarcarse en proyectos de transformación. No poder responder de forma clara al “¿por qué lo hacemos?” o “¿para qué nos metemos en este marrón?” genera un clima de desconfianza que ralentiza cualquier proceso de cambio. Si a esto le unimos la falta de recursos o de presupuesto, tenemos los ingredientes del cóctel perfecto para el fracaso. La guinda del combinado sería el miedo al fallo y no ser flexible en la adopción de nuevas ideas o tecnologías. Un liderazgo fuerte y comprometido, con un enfoque estratégico y una cultura de apoyo, va a ayudar con la implantación.
Receta para el Facility Management
“Innovar en FM es como calentar en la banda hasta que te toca jugar. No puedes empezar a prepararte cuando te dicen que sales al campo, ahí ya es tarde.”
La consecuencia normal de aplicar innovación es un cambio, y si no es bienvenido puede suponer un efecto de rechazo. Las decisiones corporativas son aceptadas por todos los departamentos, pero las iniciativas del área de soporte no siempre tienen tanta suerte. Es necesario sopesar el impacto de las propuestas del Facility Management en los clientes finales y averiguar lo dispuestos que están a aceptar cambios. Esto es más importante en el caso del FM que tener los recursos o la planificación necesaria.
Todos los actores implicados deben mantener un espíritu innovador. La dirección de FM tiene que adoptar una postura de pro-actividad buscando y promoviendo nuevas formas de operar. Los proveedores de servicio pueden trabajar para automatizar tareas repetitivas, mejorar el análisis de datos o adoptar, claro que sí, software especializado. En general buscarán agilizar los procesos internos y enfocarse en aumentar la satisfacción de los usuarios. Nosotros como consultores también tenemos un papel activo. Hace dos años incorporamos a FMHOUSE un director de innovación y tecnología. Algunas personas me preguntaban que qué iba a hacer y la respuesta era simple, “si lo supiera habría contratado a otra persona”. Como resultado tenemos Bidder, una plataforma digital para licitaciones de servicios basada en Blockchain, dashboards o tableros digitales que en tiempo real nos dicen que está pasando en la empresa, un motor para medir la experiencia de cliente basado en machine learning y algunas otras cosas que saldrán del horno en los próximos meses. Nadie nos pidió que las desarrolláramos, ha sido iniciativa propia. Algunas ya las estamos usando con clientes y otras son internas. La idea era no quedarnos parados, seguir mejorando, y que en el momento que nos llamen estar listos.
Como decíamos al inicio del artículo, quien primero determina la importancia y debe pone las directrices y la actitud adecuada para abrazar la innovación es la alta dirección de la empresa. A ella es a la que desde el FM prestamos soporte. A partir de ahí cada uno debe llevar a cabo su papel para hacerlo una realidad.