La gastronomía China es una de las más extendidas en el mundo. Existen ocho escuelas muy diferenciadas: La Cantonesa con los Dim Sum o el Pato Laqueado; La Sichuan usa mucho la olla china para producir sus sopas picantes como el Hot Pot; La Zhejiang menos especiada y centrada en pescado y marisco; La Shandong es considerada la mejor y más antigua, centrándose en los sabores del producto; La Fujian es muy ligera, con mucho sabor y gran carga de umami; La Hunan también es famosa por el picante pero con un toque agrio y son famosos sus escabeches; La Jiangsu es la más gourmet por sus técnicas y presentación más cuidada; Y la Anhui con productos de montaña incluye muchas hierbas silvestres.
Si pensamos en la última vez que hemos ido a un restaurante chino “normal”, habremos comido un rollito primavera enorme, arroz tres delicias, pollo agridulce y ternera con bambú todo con un extraño pan chino. Cuando le preguntas a un experto que de qué región es eso, la respuesta es contundente “de ninguna, nosotros no comemos eso en China”. Con los años, la tropicalización de su cocina se ha convertido en algo que la aleja de la realidad, pero que es comúnmente aceptada.
Esto pasa también con el Facility Management, El FM es lo que es, y lo define una norma y un consenso internacional. Luego cada empresa la va a interpretar, es más, la debe interpretar como le sea más conveniente, en función de sus necesidades, situación, relación con el negocio, etc. Pero cada modelo es eso, una adaptación, no un cambio de la definición. Para muchos el FM es sólo lo que ellos quieren decir que es, y no es así, esa es su interpretación, y no se puede olvidar lo que es de verdad.
Ser y no ser
El FM es profesionalizar las actividades de soporte, entender a tus clientes y usuarios, optimizar los recursos que se usan, alinearse con las necesidades del negocio y adaptarse a los cambios lo más rápido posible. Por el contrario, el FM no es externalizar sin ningún otro análisis, FM no es buscar un único proveedor “que nos lo dé todo”, FM no es exprimir a los que te dan servicio, porque alguien ha prometido un 20% de ahorro sin importar la operación. Todo esto seguro que no es la primera vez que se escucha, pero no es FM por mucho que algunos quieran convencernos de ello.
Solución o problema
Se puede pensar que una solución sería explicar y formar al mercado sobre lo que es en realidad, de cómo se debe usar y los beneficios que tiene, los distintos modelos que se pueden dar y no permitir de ninguna manera que se use de forma errónea o que se confunda la definición con interpretaciones puntuales. Pero…
Imaginemos que hacemos lo mismo con la comida china. Explicar qué es y qué no es de manera compulsiva. Contar que el pan chino no existe más que fuera de China, que los rollitos primavera son unos bocados pequeños y crujientes o que el arroz tres delicias se lo han inventado. Ilustrar los platos de las 8 cocinas principales y hacer sesiones para catarlos. Todo lo necesario hasta conseguir que se inculque “la verdad sobre la cocina china”.
Pero entonces, ¿qué pasa con los que les gusta como es ahora? ¿Qué sucederá cuando alguien demande las auténticas recetas en un restaurante y no estén disponibles? ¿Van a encontrar los restaurantes a cocineros con los conocimientos adecuados? ¿Merece la pena todo el esfuerzo?
Y en nuestro sector, ¿qué pasaría si consiguiésemos explicar a todo el mundo lo que de verdad es el FM? ¿Están las empresas preparadas para entender el alcance y reconocer la importancia que tiene? ¿Están los profesionales del sector capacitados para diseñar unos modelos alineados con sus necesidades? ¿Están los proveedores listos para llegar a unos niveles de compromiso superiores?
¿Habría merecido la pena el esfuerzo? ¿Ser tan purista puede ser un riesgo?