A diferencia de lo que sucede con otros puestos de una empresa, en el área del FM no se requiere una titulación específica para ocupar una posición relevante. Esto también sucede en mercados más maduros, como Inglaterra o Holanda. La diferencia es que allí, el fácil acceso a carreras específicas de Facility Management, hace que cada vez sean más los que tienen esta titulación ocupando cargos de dirección. En cualquier caso, el tener la carrera universitaria no es garantía de saber aplicar esos conocimientos teóricos, y se deben acompañar de experiencia. El problema aparece si no se conoce la parte metodológica, y sólo se tiene experiencia práctica. Salvando las distancias, sería como comparar a un médico titulado con un curandero. El primero, cuando adquiera experiencia, será un gran profesional. El segundo, el curandero, necesita formación, mucha formación para poder pasar a otro nivel, aunque no quita que su trabajo actual cubre una necesidad, aunque algo limitada.
La formación no es algo exclusivo de los perfiles más altos, y este punto es de los que más está condicionando el desarrollo laboral de muchos profesionales del Facility Management (aquí explico porque evito usar el término facility manager…) En una gran empresa, si hay un director de FM, hay un equipo de 50, 100 o incluso más personas en el departamento, que deberían ir escalando posiciones y evolucionar. Esto se hace con la experiencia adquirida por el propio trabajo, pero también ampliando miras, formas de resolver problemas o aplicando nuevas metodologías o tecnologías más modernas. Esto es lo que se consigue con formación. Ahora habría que identificar cuál es la más adecuada para cada individuo en función de su puesto actual, objetivos y proyección.
En las actividades de reclutamiento, hemos notado un incremento en el número de perfiles que nos demandan que tengan conocimientos específicos en FM. Esto sucede en todas las capas o estratos, desde directores, a asistentes de un área concreta. Aunque en muchos casos no se sabe qué es exactamente lo que deben saber, se solicita en la descripción del puesto, aunque no esté bien definido. Cuando lo que se pide es muy específico, por ejemplo, diseño de niveles de servicios o estrategias de procesos de licitación, recomendamos perfiles más o menos válidos, a los que podemos dotar de esa formación necesaria para desempeñar las funciones requeridas. En cualquier caso, la ecuación es simple: cuanto más saben, más se les debe pagar.
En un futuro cercano, a los componentes del equipo de FM que lleven ya tiempo en el puesto y vayan a seguir ahí, se les exigirá una formación acorde con su posición. Está claro que no todo el mundo necesita un Master ejecutivo, o unos cursos de especialización y que una simple acreditación profesional no es suficiente para los perfiles más altos. Pero lo que si será necesario, es que cada miembro del departamento maneje el mismo concepto de lo que es Facility Management. De esa manera todos entenderán los objetivos del modelo y podrán contribuir desde sus posiciones a su buen funcionamiento. Aquellos que no se actualicen, tendrán dificultades para integrase en el día a día y su aportación al grupo será menor, con las consiguientes consecuencias.
Una buena formación ayuda a comprender mejor donde está cada uno y a reconocer que forma parte de un equipo, pero también va a ayudar con su desarrollo profesional dentro de esa unidad de la empresa. A su vez, esto hará que desde las otras áreas de la organización, se reconozcan las capacidades y competencias del área de soporte. Antes, la evolución dentro del departamento de FM se basaba en cuanto tiempo llevas, más que por lo que se podía aportar. Ahora la medida será el conocimiento y estar al día de novedades y tendencias. Eso va a marcar la diferencia entre quedarse estancado y progresar, no solo a nivel del propio puesto, sino con su correspondiente incremento retributivo.